Friday, March 13, 2009

Reseña de La Vida No Es Una Tómbola en El Comercio

Nuestra colonia china

Por Ricardo González Vigil

Según una canción pegajosa que interpretaba Marisol hace medio siglo, la vida semeja una tómbola en la que todos, como premio, "encuentran un amor". "La vida no es una tómbola" contradice ese mensaje optimista: los padres no tienen los hijos que anhelaban, y viceversa; los lazos amorosos pretenden unir personas incompatibles, o movilizan ilusiones sin sustento; el tío invierte en una tienda y le construyen cerca un supermercado; en fin.

Estamos ante el fresco más amplio de la colonia china hasta ahora tejido por Siu Kam Wen (nacido en China en 1951, residió en el Perú entre 1960 y 1985, vive ahora en Hawái), una de las mayores revelaciones narrativas de la década de los 80, celebrado por numerosos estudiosos como escritor que ha sabido retratar "desde dentro" el componente chino de nuestro pluricultural y multiétnico Perú.

Numerosos personajes y situaciones de "La vida es una tómbola" ya las había abordado en parte en "El tramo final" (1985) y "La primera espada del Imperio" (1988), colecciones reunidas en el volumen "Cuentos completos" (2004), donde figura un tercer conjunto titulado "Ilusionismo"; y, también, en la novela "Viaje a Itaca" (2004), en la que narra cómo retornó al Perú en las semanas en que Fujimori ganó las elecciones presidenciales a Vargas Llosa, mientras Héctor fracasaba en su designio de encontrar esposa (es decir, una Penélope) en el Perú. Baste citar que Héctor y su padre habitan el cuento "El deterioro" (de "El tramo final") y que en "Viaje a Itaca" Héctor cuenta vivencias suyas y de su tío que desarrollará "La vida no es una tómbola", incluso compra una grabación de Marisol porque quiere escucharla cantar "La vida es una tómbola".

La complejidad intercultural de Siu Kam Wen la sintetiza un pasaje de "Viaje a Itaca": "¿Qué país debo considerar como mío? ¿China, donde nací? ¿O el Perú, donde he pasado la mayor parte de mi vida? Ignoro qué soy, pero sé lo que no soy: no soy un chino cien por cien, y no soy un peruano cien por cien". En concordancia con ello, puede cincelar excelentes narraciones ambientadas en la China de otros siglos (la mitad de los textos de "La primera espada del Imperio"), a la vez que asumir cabalmente lo "occidental" reconstruyendo el París de la Belle Epoque en una novela magistral, la más hermosa que le conocemos: "La estatua en el jardín" (2004). Nótese que lo heroico y maravilloso prima en las páginas chinas, y lo fantástico y lúdico (con una asimilación memorable de Borges y los maestros argentinos) en "La estatua en el jardín; mientras que el registro es realista y sarcástico en sus narraciones sobre el Perú.

ARGUMENTO
Héctor, nombre impuesto a un niño chino que emigra al Perú a los 9 años de edad, es el hijo de un tendero que quiere transmitirle su visión práctica de la vida; terminará despreciándolo por su vocación literaria. Con mil sinsabores Héctor completa sus estudios, aunque en una carrera que no le interesa; paralelamente, asistimos a sus frustraciones en el terreno amoroso.

Al lado de Héctor, presenciamos la existencia fracasada de su tío y de una bella china, entre otros personajes sin premios en la tómbola del mundo. El "amanecer" del último capítulo sugiere un posible cambio.

No comments: