De vuelta al barrio |
–¿Qué le suscita la reedición de “El tramo final”?
Estoy muy feliz, sobre todo porque la serie de la Editorial Casatomada se denomina Clásicos Peruanos Contemporáneos y no se inicia con un escritor peruano al cien por ciento, sino conmigo, que soy un escritor chino peruano.
Eso es un reconocimiento muy importante para mí y para la comunidad china en Perú.
–En el prefacio de dicha obra, usted menciona que la escribió con el corazón…
Puse algo más de mí en esos relatos, no como un narrador o escritor que se preocupa por el estilo y la estructura, de manera cerebral. Puse mucho corazón porque hay mucho de autobiográfico en esas historias, y eso era lo más importante para mí en ese momento: contar buenas historias.
–¿Le sorprende que ese libro de cuentos se halle entre las mejores obras de la década del ochenta?
Me sorprendí mucho cuando vi la lista de la revista Debate que indicaba que “El tramo final” estaba entre los mejores libros de los ochenta. Nunca me imagine que un libro que narra historias de la comunidad china en Perú podría tener tanto interés para la crítica.
–Tanto en “El tramo final” como en “La vida no es una tómbola”, que es la otra obra que viene a presentar en Lima, logra mostrar lo duro que es el mestizaje entre dos culturas tan distintas...
El mestizaje nunca ha sido una cosa fácil, siempre ha tenido muchas asperezas y el caso del mestizaje chino-peruano no iba a ser diferente. Siempre se ha dicho que los peruanos nos discriminan a los chinos, pero no creas que sólo se da de un lado. Hay muchos chinos que también discriminan a los peruanos con términos peyorativos. Es algo mutuo realmente.
–¿Qué rasgos de la cultura china busca plasmar en su escritura?
Más que presentar algunos rasgos de la cultura china, lo que quería era mostrar que los chinos también amamos, nos equivocamos, tenemos odios y que no somos solamente fríos y que hablamos mal el español, como se nos ve desde afuera con prejuicio, sino que somos como todos los seres humanos. Mi intención era desmitificar esa idea prototipo que se tiene de los chinos, ya que no somos personajes de cartón, sino que también tenemos alma. Además, no quería retratarlos de una manera costumbrista, sino que quería realizar algo parecido a lo que hizo José María Arguedas con los indios: retratar a los chinos desde adentro y no con una visión sesgada desde afuera. Buscaba, más bien, criticar muchas prácticas que los chinos trajimos al Perú, como: los matrimonios arreglados, los prejuicios y el menosprecio que hubo por la educación, los primeros chinos no veían bien enviar a sus hijos a las universidades, siempre se ha querido que los hijos continúen el negocio familiar, lo cual es muy tradicional.
–Usted quería ser escritor, pero egresó como contador de la UNMSM…
Antes de ingresar mi padre me dijo que terminando la universidad yo me iba a mantener con mi propio pan, así que estudié Contabilidad porque me iba a dar el sustento que necesitaba, pero no era lo que yo quería. Además, siempre he sido un acomplejado con respecto a mi acento chino y en esa época pensé que no me iba a ir bien estudiando Letras, ya que creía que no iba a conseguir trabajo o que si lo conseguía como docente, los alumnos se iban a burlar de mi acento. Lo lamenté mucho, sinceramente…
–¿Y en qué idioma se siente más cómodo a la hora de escribir?
Comencé a escribir literatura en castellano, pero tras cinco años de vivir en Hawaii empecé a escribir también en inglés. Mi novela “Viaje a Ítaca” me tomó nueve meses escribirla en inglés, pero traducirla al castellano me tomó dos años. No pensé que sería tan complicado. En cuanto a género, me siento más cómodo escribiendo ensayos en inglés y cuando se trata de hacer ficción prefiero el castellano, sobre todo por que la prosa en español, como la china, posee una cadencia y una sonoridad que el inglés no tiene, lo cual me tomó tiempo descubrir.
–Finalmente, cuando dicen que usted es un “autor de culto”, ¿cómo lo toma?
(Risas). Eso quiere decir que me han leído muy pocos, pero lo tomo como un honor. Es que la temática sobre lo cual escribo, es decir, los chinos en el Perú, no es un tema que forme parte del mainstream de la literatura, sino más bien de la periferia. No es un tema que le interese a muchos, pero, me siento muy complacido de que se me tome en cuenta de ese modo, ya que no era mi intención como escritor y habla de que mi trabajo está en buen camino.
TOMACINI SINCHE LÓPEZ
El dato
Siu Kam Wen nació en Zhongshan (China) en 1951. Tras una estancia de tres años en Hong Kong, vino a vivir al Perú con sólo ocho años de edad. Vivió en nuestra capital desde 1959 hasta 1985. Estudió en el Colegio Peruano Chino 10 de Octubre y en la GUE Ricardo Bentín. Es autor de los libros: “El tramo final” (1986), “La primera espada del Imperio” (1988), “Viaje a Ítaca” (2004), “La estatua en el jardín” (2004), “Deconstructing art” (2004), “La vida no es una tómbola” (2008) y “El furor de mis ardores” (2009). Reside en Hawaii desde 1985.
El escritor chino peruano presentará hoy a las 8pm su libro de cuentos “El tramo final” (Editorial Casatomada, 2009) en el CC. de España (Ca. Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz). Mientras que el jueves 5 a las 7pm presentará su novela “La vida no es una tómbola” (Ediciones del Vicerrectorado Académico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 2008) en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (Ca. Colina 398, Miraflores). El ingreso es libre a ambas actividades.
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